A estos jóvenes intelectuales a los que se citan junto a los sucesos de mayo de 1958, los encontramos en su trinchera de tinta y papel, pero también de acciones y resistencia:  poetas, narradores, actores, dramaturgos, músicos, cineastas, pintores y folcloristas desarrollan, por iniciativa propia, actividades vinculadas a las artes y la cultura.